LA PANDEMIA DEL COVID 19 – REVOQUEMOS NUESTRO DISTANCIAMIENTO A LA NATURALEZA

La pandemia del COVID 19 – Revoquemos nuestro distanciamiento a la naturaleza

Retrato de Jomarly Cruz Galarza
Retrato de Jomarly Cruz Galarza
Jomarly Cruz Galarza
Maestría en Arquitectura
Universidad de Puerto Rico, 2021

Retrato Maria Campos Urrutia
Retrato Maria Campos Urrutia
María M. Campos Urrutia, PhD
Doctorado en Historia
Universidad de Puerto Rico, 2010
Docencia

Fecha de artículo: Julio del 2020

El 2020 ha sido un año histórico, donde el mundo se detuvo. Nuestras ciudades y el resto del planeta, corriendo aceleradamente, tuvieron que hacer un alto en todos sus aspectos a causa de la declarada pandemia COVID-19. Según los datos estadísticos de la Universidad John Hopkins1, actualizados diariamente, más de 15 millones de personas han contraído el virus y lamentablemente más de medio millón de personas han perdido su vida en esta batalla, que continuamos luchando. Las imágenes generadas mundialmente, donde vimos plazas, calles, espacios públicos, escuelas, centros comerciales, oficinas y otros edificios vacíos nos impactaron a todos. No concebíamos que esto pudiera ocurrir en algún momento. Sin embargo, esta pelea también nos ha hecho reflexionar, cuestionar e inquirir más sobre lo ocurrido, desde todos los campos del conocimiento. Muchos estudios e investigaciones se han producido durante estos pasados meses. El tema de la salud no ha sido el único, pues las circunstancias han generado preguntas desde la economía, sociología, psicología, agricultura, medio ambiente, humanidades y desde el diseño, urbanismo y arquitectura2. Incluso, cabe destacar que el surgimiento y propagación de este virus no es un caso aislado o desligado de todos los eventos que paralelamente atravesamos por el cambio climático3. Ahora bien, ante la coyuntura que vivimos, es pertinente que pensemos sobre los espacios que hemos estado habitando durante esta cuarentena y los que habitaremos en un futuro. ¿Cómo te has sentido o has percibido los espacios disponibles en nuestras casas? ¿Tuviste o tienes acceso a un patio, terraza, balcón u otro lugar con luz natural y ventilación natural? ¿Como podrías describir nuestra relación como seres humanos con la naturaleza?

Desde nuestros hogares, hemos sido testigos de algunas de las tantas transformaciones que debemos hacer en los espacios que habitamos, adaptados a una “nueva realidad” y donde se añaden otros parámetros de diseño necesarios para fomentar espacios seguros para nuestra salud y bienestar. Recíprocamente, es imprescindible involucrar con ahínco y traer de vuelta a la naturaleza como una prioridad a nuestros espacios. Y es que la arquitectura, desde su surgimiento, ha estado enlazada a la naturaleza. Sin embargo, según estudios realizados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA)4 y el ecologista social Stephen Kellert, en el libro Nature by Design (2018), una de las preocupaciones principales de nuestra época es que en promedio pasamos el noventa porciento (90%) de nuestro tiempo en ambientes construidos, que junto al crecimiento del tiempo que invertimos en equipos tecnológicos, nos desvinculan cada vez más de la naturaleza5. Esto podría parecer habitual, para algunos común e incluso parte de la rutina, pero está demostrado científicamente que esto impacta nuestra calidad de vida y trae muchos efectos negativos a corto y largo plazo. Investigaciones y publicaciones, describen este distanciamiento de la naturaleza y consecuencias desfavorables a nuestra salud como el Trastorno por Déficit de Naturaleza. Este término, descrito por primera vez en el libro The Last Child in the Woods (2005)6, no es un diagnóstico médico, pero se desarrolló para concienciar sobre los efectos adversos evidentes, entre ellos: disminución del uso de los sentidos, alteración de los biorritmos, aumento de los problemas de concentración, incremento de los comportamientos violentos, y tasas más altas de enfermedades físicas y emocionales, entre otros. También, debemos estar más conscientes de las condiciones en que se encuentre un edificio. En el 2017, la Escuela de Salud Pública de Harvard, publicó un artículo donde se indican nueve fundamentos para contar con edificios saludables.7 Los nueve factores descritos son: ventilación, calidad del aire, confort térmico, humedad, polvo y plagas, seguridad y salud, calidad del agua, ruido e iluminación y vistas, acompañados de no fumar y el diseño activo. Estudios incluso plantean que la calidad del aire en ambientes interiores controlados artificialmente, sin el mantenimiento adecuado, pudieran estar contaminados de la misma manera que el exterior8. Conocer sobre estas investigaciones y no pensar sobre las condiciones actuales que confrontamos, sería penoso, pues se reafirma su relevancia. Como vemos, quedan demostradas las intersecciones existentes entre la salud, las ciencias, la naturaleza, el diseño y la arquitectura; elementos que debemos considerar a la luz de esta nueva pandemia.

En países como España, el confinamiento ha levantado interrogantes sobre la gran cantidad de viviendas que carecen de terrazas, ventilación e iluminación natural, balcones o espacios flexibles para trabajar y ejercitarse. En un artículo del periódico El País, se menciona que según Servihabitat (un portal de venta y alquiler de inmobiliarios), las búsquedas de viviendas con terraza o jardín han crecido el 26% desde el inicio del confinamiento.9 Este dato, ratifica lo planteado en este artículo, nos hemos dado cuenta de los cambios y prioridades que debemos ponderar al momento de diseñar los espacios que habitamos. A la vez, la Asociación Española de Pediatría, para el mes de abril y como preparación a la salida de adultos y niños de la cuarentena, produjo una serie de documentos titulados La Madre Tierra y la Infancia, donde el propósito principal es el de destacar la importancia de relacionarse con la naturaleza en tiempos de COVID-19. Tomando las debidas medidas de protección (distanciamiento físico, mascarillas, lavado de manos, etc.) y a través de “desafíos”, se promueven distintas actividades al aire libre donde todos los miembros de la familia también se involucran. El evento de salir de casa, luego de tantos días de confinamiento, hizo un llamado para terminar con la “brecha natural” e impulsar la “reconexión de la infancia con la madre naturaleza”.10 Este es un ejemplo que nos demuestra cómo desde la salud pública y la arquitectura se deben tomar medidas para el bienestar de las personas.

Balcón en Madrid / Imagen: Ricardo Rubio
Balcón en Madrid / Imagen: Ricardo Rubio

Figura 1. Balcón en Madrid / Imagen: Ricardo Rubio, Europa Press. Recuperado 21 de julio de 2020,

Al traer ambos casos a nuestro contexto puertorriqueño, podemos darnos cuenta, que de cierto modo, no se han promovido adecuadamente los beneficios físicos y emocionales que logramos obtener de la naturaleza en medio de esta pandemia. Con las fases establecidas para la reapertura, ha quedado en evidencia la pobre o poca educación desde esta perspectiva. Tanto fue así, que la reanudación de actividades en lugares cerrados, sin ventilación natural, conglomerados y con alto riesgo de contagio, están abiertos al público desde hace semanas; pero por otro lado, resulta lamentable y preocupante destacar que algunos parques públicos, espacios verdes, incluso playas continúen cerrados11, conociendo lo beneficioso que supone estar en contacto con la naturaleza para nuestro sistema inmunológico y el valor incalculable de los árboles, tanto para las personas como para el medioambiente. Demás está recalcar que estas actividades en el exterior, incluidas en una publicación de la Asociación Médica de Texas, están clasificadas con niveles de bajo riesgo de contagio.12

Figura 2. Bosque Nacional El Yunque (cerrado) / Imagen: Dra. María M. Campo Urruti
Figura 2. Bosque Nacional El Yunque (cerrado) / Imagen: Dra. María M. Campo Urruti

 

Estos aspectos nos llevan a mencionar otro concepto que debemos destacar al describir el impacto y relevancia de la naturaleza en nuestras vidas, es la biofilia. Este concepto acuñado por el psicólogo Erich Fromm en el 1964, fue desarrollado ampliamente por el biólogo E.O. Wilson en su libro Biophilia (1984). Wilson, la definió como la necesidad innata del ser humano de estar en contacto con la naturaleza. Tal vez resulte ambiguo y evidente esta tendencia, pero hasta cierto punto no se ha logrado integrar completamente en el espacio arquitectónico. No es hasta el 2005, que Kellert introduce por primera vez, en el libro Buildings for Life (2005), el término diseño biofílico. En este libro, se describe que el propósito principal es reparar la relación entre la naturaleza y la humanidad en “un mundo cada vez más afectado por el empobrecimiento ambiental y la alienación social y psicológica”.13 Se busca reconectar a las personas con la naturaleza, a través de diversos atributos y elementos, como: diversidad en materiales, texturas, vistas a paisajes, luz natural, vegetación, y otras experiencias del mundo natural en el entorno construido moderno. Cabe destacar que este concepto, no viene a reemplazar o relegar los términos ya existentes que incorporan o incluyen a la naturaleza a través del diseño tales como: arquitectura vernácula, arquitectura bioclimática, biomímesis, sustentabilidad, entre otros. Sino que el diseño biofílico trae a discusión el lado psicológico y social dentro del diseño y el comportamiento, así como la percepción de los usuarios en el edificio y la ciudad.14 

Esta no es la primera pandemia que la humanidad enfrenta, indudablemente este evento repercutirá en nuestras vidas en todos sus aspectos. Dentro de las medidas de salubridad que debemos tomar para enfrentar de forma segura el coronavirus, no podemos olvidar el sentido de confort en el espacio. En este caso, el gran reto es cavilar sobre lo espacios existentes y adaptarlos a los nuevos parámetros sin sacrificar el bienestar de las personas. Esta podría ser una magnífica oportunidad para incluir, de acuerdo a como sea el caso, diversos elementos del diseño biofílico, donde de alguna manera se busque una mejor relación, contacto y sensibilidad del ser humano con la naturaleza. Durante esta cuarentena, confirmo lo antes investigado, por experiencia propia, de familiares y compañeros, que los espacios que habitamos realmente impactan grandemente nuestro estado de ánimo. Considero que hemos comprendido el valor e importancia de espacios con acceso a vegetación, iluminación y ventilación natural, presencia de ventanas con vistas al exterior, balcones, terrazas, plazas y patios.

Como generación, enfrentamos grandes retos ambientales y climáticos que desde la arquitectura, podemos entender, proponer y desarrollar opciones para manejar estas situaciones. En un futuro, podríamos incluso considerar transformaciones en los estándares de diseño relacionado a dimensiones, espacios mínimos, materiales y códigos de construcción. El incorporar la naturaleza en los espacios y conectarla con los usuarios no debe ser un elemento añadido, sino uno esencial desde la conceptualización de un proyecto. A la luz de la pandemia del COVID-19, es nuestro deber como futuros arquitectos, seguir repensando, concientizando e indagando las condiciones en que hemos vivido en años recientes, buscar reconciliar nuestra relación con la naturaleza y generar una discusión sobre las pautas o cambios que debemos hacer ante los retos que enfrentamos como seres humanos y como sociedad. Si ya existe más que evidencia suficiente, que sustenta lo antes expuesto, no queda más que unirnos y actuar a favor de medidas que nos beneficien social, física, psicológica, cognitiva, cultural, económica y ambientalmente. Expertos de diversos campos, coinciden en que esta cuarentena y pandemia, nos debe servir como punto de partida y como una oportunidad única de acercarnos e intervenir más en beneficio del entorno natural exterior.


Referencias:

1 John Hopkins University, Coronavirus Resource Center. Recuperado: 30 de junio de 2020, https://coronavirus.jhu.edu/map.html

2 Véase los siguientes artículos.

United Nations Development Programme, COVID-19: Socio-economic impact (2020). Recuperado: 26 de junio de 2020, https://www.undp.org/content/undp/en/home/coronavirus/ socio-economic-impact-of-covid-19.html

María Navarro, Aprovechan científicos confinamiento para estudiar impacto social y mental del Covid-19 (2020). Recuperado: 27 de junio de 2020, https://www.forbes.com.mx/cientificos- estudiar-impacto-social-y-mental-covid/

Analía Llorente, Coronavirus y Cuarentena | Elke Van Hoof: el confinamiento es “el mayor experimento psicológico de la historia” (2020). Recuperado: 26 de junio de 2020, https:// www.bbc.com/mundo/noticias-53117592

Food and Agriculture Organization of the United Nations, A battle plan for ensuring global food Supplies during the COVID-19 crisis (2020). Recuperado: 26 de junio de 2020, http:// www.fao.org/news/story/en/item/1268059/icode/

Smriti Mallapaty, The biodiversity leader who is fighting for nature amid a pandemia (2020). Recuperado: 26 de junio de 2020, https://www.nature.com/articles/d41586-020-01947-9

María Castellanos, En época de COVID-19 el mundo consume Arte y Cultura (2020). Recuperado: 27 de junio de 2020, https://es.unesco.org/news/epoca-covid-19-mundo- consume-arte-y-cultura

Alejandro López, Cómo cambiará el urbanismo y el diseño de las ciudades después de la pandemia (2020). Recuperado: 25 de junio de 2020, https://www.admagazine.com/ arquitectura/como-cambiara-el-diseno-de-las-ciudades-despues-de-la- pandemia-20200608-6901-articulos.html

3 Arthur Wyns, How our responses to climate change and the coronavirus are linked (2020). Recuperado: 28 de junio de 2020, https://www.weforum.org/agenda/2020/04/climate-change- coronavirus-linked/

4 Environmental Protection Agency, The Inside Story: A Guide to Indos Air Quality. Recuperado: 28 de junio de 2020, https://www.epa.gov/indoor-air-quality-iaq/inside-story-guide-indoor-air- quality

5 Stephen Kellert, Nature by Design (New Haven y Londres: Yale University Press, 2018), 14-16.

6 Richard Louv, Last child in the woods (North Carolina: Algonquin Books of Chapel Hill, 2005).

7 Harvard School of Public Health. The 9 foundations of a healthy building (2017). Recuperado: 30 de septiembre de 2019, https://forhealth.org/

8 Joseph G. Allen y John D. Macomber, We spend 90% of our time inside – why don’t we care that indoor air is so polluted? (2020). Recuperado: 28 de junio de 2020, https:// www.fastcompany.com/90506856/we-spend-90-of-our-time-inside-why-dont-we-care-that- indoor-air-is-so-polluted

9 Sandra López, Las vergüenzas de los pisos españoles quedan al descubierto (2020). Recuperado: 28 de junio de 2020, https://elpais.com/economia/2020-04-24/las-verguenzas- de-los-pisos-espanoles-quedan-al-descubierto.html

10 Asociación Española de Pediatría, La Madre Tierra y la Infancia (2020). Recuperado: 5 de julio de 2020, https://www.aeped.es/comite-salud-medioambiental/noticias/madre-tierra-y- infancia-retos-aep-26-abril-hoyeselprimerdiademuchos

11 En el momento en que escribo este artículo.

12 David Doolitle, What’s More Risky, Going to a Bar or Opening the Mail? (2020). Recuperado: 5 de julio de 2020, https://www.texmed.org/TexasMedicineDetail.aspx? Pageid=46106&id=53977

13 Stephen Kellert, Building for life (Washington, D.C.: Island Press, 2005),
p. 5-8.

14 Jomarly Cruz, Tesina de Honor: El diseño biofílico, la biomímesis y otros conceptos sustentables para la arquitectura tropical, versión digital, http://preh.uprrp.edu/wp-content/ uploads/2020/02/Tesina-Final-CRUZ-GALARZA-Jomarly.pdf