ALMA MATER

Alma Mater: memorias y perspectivas de la Universidad posible

Editores: Francisco Javier Rodríguez Suárez y Jorge Rodríguez Beruff

Reseña por Lilliana Ramos Collado
Hay preguntas cuyo valor está en su formulación misma, y cuya contestación está abocada a quedar en suspenso: ¿Por dónde empezar a hablar de la Universidad? Esa pregunta por el origen es formulada por los editores de este tomo, Francisco Javier Rodríguez Suárez y Jorge Rodríguez Beruff, en su introducción. Esta pregunta desemboca en otra de igual magnitud: ¿Hacia dónde debe ir la Universidad? Este libro carea estas dos cuestiones, y ciertamente pone límites a una enorme discusión: origen y fin son los límites por excelencia y, en este caso, presuponen que, para hablar de la Universidad, debemos concentrarnos en debatir su razón de ser y su pertinencia última.

Dar forma a la Universidad es el aliento fundamental de este tomo que es a la vez acopio histórico de textos pertinentes que no fueron escritos deliberadamente para él, y otros realizados gracias a la generosa invitación de los editores. Que no se nos escape que se trata de un arquitecto —dedicado a la sincronía de las estructuras— y de un historiador —dedicado a las diacronías del desarrollo. Estructura y relato han, pues, determinado la selección y el orden de las entradas en este volumen complejo y diverso, rico y retante, que admite, a la vez, pensamientos compartidos por la comunidad universitaria y la incoherencia necesaria para revelar las insofocables estridencias que siempre y necesariamente han caracterizado a nuestra institución.

Por eso, las preguntas sobre el origen de la discusión y por el fin último de nuestra institución no han evitado el desbordamiento necesario de ideas, propuestas, críticas y desahogos que este tomo atesora. En el pasado ha habido otros intentos de sondear las cuestiones que surgen aquí, pero no han partido de la generosa inclusividad que refleja, de forma cabal, el presente acopio de los acuerdos y desacuerdos que nos mantienen en alta, y extremadamente fructífera, tensión.

Esa tensión es nuestra vida: habitamos el jardín de los saberes mientras vadeamos la corriente incierta de conocimientos que nunca cuajarán en forma final. Ese es el riesgo de la Universidad. Y también es su mayor don, como lo revela el conjunto de miradas que aquí se ciernen sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestra Alma Mater.