SIN COPY NI UNDO

 

Sin copy ni undo

Claudia Celeste Cintrón Rivera
Maestría en Arquitectura
Universidad de Puerto Rico, 2015
Docente

Acuarelas de la cuarentena

Desde cómo manejar la soledad hasta cómo conciliar y compartir el espacio entre miembros de un mismo núcleo familiar, la cuarentena ha trastocado nuestra cotidianidad. La abrupta y repentina transformación de los espacios y ambientes domésticos a consecuencia de la imposición de la cuarentena, trajo consigo un sinnúmero de desafíos, pero también descubrimientos. La agudización de la inmersión en lo digital ha creado retos para todos aquellos que, como profesores y estudiantes tienen que dedicar largas horas al trabajo y recreación del espacio del taller y las aulas a través de las pantallas. Esta exacerbación de horas y encuentros a través de monitores provocó en mí una vuelta a medios análogos. Este regreso al dibujo a mano alzada y a la acuarela, lejos de ser un acto nostálgico, sirvió para crear un espacio de exploración y libertad dentro del confinamiento involuntario. De forma orgánica surgió la necesidad de separar unas horas al día para soltar la mano, pensar en el encierro y en la falta de contacto con conocidos y desconocidos. La conquista de la sala como taller, significó redescubrir un espacio cuyas transiciones lumínicas a lo largo de las horas que dediqué a la pintura, informaban e incidían en las atmósferas y colores que fui traduciendo en una serie de acuarelas que superponen los temas del encierro y la libertad. El proceso de generar las acuarelas implicaba una mezcla de dibujo técnico y dibujo a mano alzada. Alejada unos años de la confección manual del dibujo técnico fueron muchas las veces donde mi cerebro quizo ejercer la función de undoo la mano pedía un ‘copy’.  En esos momentos de ruptura dentro del proceso, pausaba y apreciaba el momento que había creado, uno de gran libertad. El tiempo adquirió mayor valor, cada línea, cada intento de crear una secuencia de paralelas, una operación que se completaría casi de forma instantánea en computadora, implicaba en ocasiones re-dibujar, pausar, borrar y repetir.

En la serie de acuarelas desarrollada en esta coyuntura, exploro el encuentro y fusión entre rejas ornamentales tradicionales con jardines y paisajes. La reja como elemento arquitectónico que puede servir tanto para brindar seguridad como para encerrar es también un elemento a través del cual tenemos contacto con el exterior, un velo protector o un artefacto opresor dependiendo de cómo se mire. El trabajo en hierro de las rejas típicas que aún se aprecian en residencias a lo largo de la isla, también refleja una mirada y gusto particular por el ornamento con motivos geométricos y orgánicos.

La reja actúa por lo tanto como filtro estético entre la intemperie y el adentro. Entendiendo la reja y el paisaje como una serie de capas que se funden, la exploración gráfica busca crear un espacio ambiguo donde ambos elementos entretejen una instancia cromática particular. La reja como símbolo de encierro en este caso enmarca y se funde con el concepto de paisaje como lo inconmensurable, y así el encierro se transforma en libertad.


Acuarelas de la cuarentena Acuarelas de la cuarentena Acuarelas de la cuarentena